La última sesión de creatividad colectiva de intervención en una caja de cartón será posiblemente una vivencia irrepetible por todos los presentes del acontecimiento. Con el pensamiento de confrontar a dos generaciones dispares de estudiantes de arquitectura, se propuso la modificación de una simple caja de cartón duro en algo más creativo, bajo unas respetables normas del juego.
El taller aparentemente apuntaba a unos únicos fines creativos. Pero una vez finalizado y comentado, los estudiantes nos pudimos dar cuenta de las diversas experiencias emergidas a lo largo de la actividad: propuesta de ideas sin aparente coherencia, rápido entendimiento y cooperación en grupo, sentimiento extremo de espía competitivo, altibajos de ánimo desde ilusiones a fracasos, agobios y apreciaciones por una basta caja de cartón, interesantes conexiones entre conceptos disparatados... Un sinfín de vivencias colectivas que podían sentirse en el ambiente del taller, cuando apenas antes de comenzar lo único que reinaba en la sala era una absoluta incertidumbre.
La creatividad que en sí fuimos capaces de desarrollar es nada más y nada menos que un ejercicio para la capacidad de crear y poder así visionar un proyecto. Me atrevo a decir que nunca se nos pedirá una acción igual, en ningún trabajo o proyecto, pero sí se apreciará enormemente la aptitud de crear y actuar frente a situaciones similares, que necesiten resultados inmediatos.
No sólo en este taller sino a lo largo de toda la asignatura de Proyectos2 nos estamos dedicando a "entrenar" esa capacidad tan importante y tan solicitada para que en un futuro no nos veamos indefensos de cualquier requerimiento. Idear y actuar van de la mano para que no olvidemos o descartemos esas primeras ideas vírgenes que llegan a nuestra cabeza y que luego pueden convertirse en sorprendentes obras.
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