Durante la pasada clase de Proyectos, en la que nos acompañaron la pareja de arquitectos Brijuni (Francisco Javier Casas Cobo y Beatriz Villanueva), se planteó la siguiente pregunta:
- ¿Quién debería cambiar, los arquitectos o el resto?
Hoy en día, existe una gran diferencia de intereses por parte de arquitectos y clientes. Esto supone un gran problema, ya que el arquitecto ha de ignorar sus preferencias para que se dé la satisfacción del cliente. Mas, esto debe suponer un hecho frustrante para el arquitecto, supongo. Crear un espacio, diseñarlo… y una vez este sea construido, mirarlo y no sentirse orgulloso de su propia obra, no sentirse reflejado en ella…
En mi opinión, los arquitectos no deberían renunciar a sus preferencias, mas tampoco sería lógico que los clientes no entendiesen o que no les gustase la que va a ser su propia casa.
Ante esta situación yo creo que lo lógico y lo correcto sería que la sociedad se integrase más en el mundo de la arquitectura, y que los arquitectos se integrasen más en el mundo del cliente.
Los arquitectos deben preocuparse de que la sociedad entienda sus obras, entienda la arquitectura, la aprecien del modo que ellos la aprecian, al menos en parte. Deben involucrarse, mojarse, deben tener la iniciativa de hacer participes a las personas “no arquitectas” en el mundo de la arquitectura. Estas, por su parte, deberían responder activamente, y tratar de comprender el mundo de la arquitectura, el cual tanto les influye.
Por otro lado, los arquitectos deben siempre pensar en los clientes, no crear “una casa para nadie”, sino conocer a la persona a quien va dirigido el proyecto, su personalidad, sus gustos, su forma de vida… De manera que proyecten un espacio dirigido a una persona concreta, que se adapte a ella, en la que esta se sienta a gusto.
Si todo esto se cumpliese, los clientes podrían comprender el espacio en el que ocuparán la mayor parte de sus días y se sentirían a gusto en él, y los arquitectos, por su parte, podrían realizarse, no tendrían que abstenerse de hacer lo que les gusta, de proyectar a su manera y no proyectar simples casas que podría diseñar cualquier persona que tuviese un mero conocimiento de construcción.
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