Durante su conferencia, nos intentaron transmitir esa necesidad de renovación, de probar cosas nuevas, y ,en definitiva, de atreverse a experimentar. No critican a la arquitectura española, pero la definen como una arquitectura tradicional, de modelos preestablecidos y a la que le cuesta renovar y atreverse.
Fotos de una de las obras más relevantes de Brijuni arquitectos: Casa amarilla y casa verde (en Jaén), donde se puede ver esa actitud de probar nuevas formas, materiales y colores buscando el cambio y la renovación.
Este tema resulta bastante complejo. Las escuelas de arquitectura en España acercan al arquitecto a la técnica antes que al arte. Los arquitectos Brijuni recalcaron este hecho, explicando que en otros países el arquitecto no es técnico, sino que es un artista que tiene ideas que posteriormente ingenieros y demás profesionales técnicos ayudarán a llevar a cabo. Todo esto, hablando a grandes rasgos, evidentemente.
En España, ningún arquitecto insiste en su exclusiva posición de artista, ni únicamente concibe su trabajo desde un punto de vista estético ,sino que se siente más próximo a la realidad constructiva y se considera un profesional con capacidad para solucionar problemas técnicos. El arquitecto es, por tanto, un profesional bien reconocido socialmente, cuya formación le permite solventar por sí mismo todos los aspectos de la práctica corriente. Sólo en casos excepcionales y cuando la complejidad del trabajo así lo exige, se ve en la necesidad de rodearse de especialistas, normalmente de estructuras o de instalaciones.
El arquitecto Ignasi de Sola dijo que en la arquitectura española actual se valora, “la condición tangible, sensual, no abstracta, táctil y colorística, ligada a los oficios del construir y a los detalles de la ejecución física de los objetos arquitectónicos.”
Pero actualmente se avecinan tiempos complicados para esta concepción de la arquitectura. Ideas como “sostenibilidad” están cada día más presentes, se busca un cambio, una ruptura con, por decirlo de algún modo, la arquitectura de toda la vida.
La arquitectura de siempre contaba con una única y exclusiva figura: el arquitecto. Esta idea está desapareciendo. Se está convirtiendo en el resultado de muchos factores: ambientales, económicos, culturales y sociales; está presionada por los mercados, por los capitales; pero también, la arquitectura actual es producto de la ironía, de la casualidad, de la especialización, del beneficio rápido, del impacto momentáneo, de los medios de comunicación y de la fugacidad de las transformaciones sociales.
Por tanto, necesitamos un cambio. Abordar nuevas esferas, y los arquitectos Brijuni nos transmitieron muy bien esa “actitud” por medio de sus proyectos y de su visión acerca de la arquitectura.
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