Un segundo cuatrimestre de la asignatura finaliza una vez más de manera sorprendentemente agradable. Lo que se planteaba como una monótona aunque más clara segunda parte de la asignatura Proyectos, ha terminado a día de hoy de una manera muy colectiva y unida para todos los miembros del curso.
Febrero, mediados de mes, vuelta a una inquietante pero dudosa asignatura que había dejado a gente confundida, a gente contenta y a gente impasible. Pero P2 sólo tenía los mismos profesores que P1. En cuanto al contenido y el aprendizaje la asignatura se asemejaba más a lo esperado por los alumnos. Y sin embargo seguía teniendo mucho para conmover y gustar.
Proyectos2 nos ha ayudado, entre otras mucha cosas, a conocer un interesante y utilísimo punto de vista: el humano. Los trabajos en sí planteados en cada sesión eran bastante más claros que en el primer cuatrimestre, ahora sabíamos que nos enfrentábamos a nuestros errores del pasado. Debíamos demostrar que somos capaces de sacar la máxima creatividad de nosotros mismos y exponerla ante el público, aunque ello no fuese tarea fácil. En primer lugar, costaba desprenderse de la enseñanza de P1 y afrentarse a los nuevos conceptos del cuatrimestre.
En sí, la asignatura ha girado en torno a dos actividades principales: el intercambio Spazio-Teatro/Contextos con la Universidad de Arquitectura de Siracusa y nuestra E.T.S.A.S., y por otra parte el estudio y análisis de una casa unifamiliar. La segunda ha consistido en la correcta preparación y profundización de una casa particular privada de estudios arquitectónicos con nombre, para así poder entender los proyectos serios y además llegar a intervenir en cada casa creando un espacio colectivo como intervención personal de cada alumno.
Este contacto cercano y personal con cada vivienda ha ayudado mucho al alumnado a familiarizarse con proyectos ya construidos y desarrollados, comprobando la capacidad de entendimiento de cada persona para explicar su casa. La intervención individual para conseguir un espacio de uso común acorde con la vivienda dejaba claramente ver si el objetivo del primer análisis y entendimiento de la misma se había cumplido. Un arquitecto no puede plantear ni proyectar si no es consciente del contexto que le rodea. No es que las casas fuesen importantes por su distribución o su planteamiento, sino por otros factores externos que muchas veces quedan en el olvido de la arquitectura, como es el entorno físico, los materiales adecuados, el tipo de persona que la habita, etc. Estudiar la vivienda unifamiliar no ha sido comprender sus plantas y planos, sino sentir su arquitectura como si viviésemos en ella y pudiésemos haber paseado por sus alrededores. Considero que aunque el planteamiento del ejercicio resulte teórico, la libertad e individualidad que se nos ha otorgado para llevarlo a cabo conlleva una fuerte profundización y compresión que estoy segura nos ayudará en un futuro, pues nos ha abierto puertas de nuestra mente a la hora de proyectar.
No en segundo plano ha quedado la cooperación con nuestros compañeros de Siracusa. Todo comenzaba de forma sospechosa, pero con un merecido viaje hasta la ciudad siciliana a final de curso, así que desde el primer día el entusiasmo reinaba en los trabajos. El primer intercambio con los estudiantes italianos fue por medio de vídeos que mostraran sendas ciudades, cada universidad la suya. En la E.T.S.A.S. nos dividimos en grupos de 5 ó 6 componentes para poder mostrar de una manera interna y especial nuestra ciudad de Sevilla; no en el sentido promocional, sino desde sus raíces y enseñando como se vivía por sus habitantes. Ya con este primer encuentro se entendían las pretensiones de la asignatura de conseguir que apreciásemos la arquitectura desde un punto de vista humano, vivido, sentimental. Los vídeos no fueron espontáneos, sino cuidadosamente grabados, combinados y sobre todo corregidos. Tras algo más de tres semanas de cambios, perfeccionamientos y enfoques más concretos, conseguimos que cada grupo enseñase Sevilla con un mismo sabor pero desde un ámbito muy distinto. Como salieron varias grabaciones, el curso en su integridad votó a cinco como presentación de P2, y finalmente los intercambiamos con los sicilianos, que los loaron y nos devolvieron el esfuerzo con sus propuestas sobre la ciudad de Siracusa. Las dificultades encontradas a lo largo del trabajo del vídeo se debieron a la extensión de los grupos, pero especialmente al hecho de que la mayoría de los alumnos no eran oriundos de la capital andaluza complicaba el matiz que se les podía otorgar a los vídeos. Aún así, incluso los pocos sevillanos del curso conseguimos sorprendernos al conocer las diversas facetas que mostraba nuestra Mariana ciudad de Sevilla, conociendo pues un poco más acerca de ella y de sus habitantes.
Pero la actividad no quedaba ahí. Ahora debíamos concretar nuestro estudio de Sevilla, pues se pretendía que interviniésemos en algún lugar de ella. El sitio elegido fue un enclave del extenso centro histórico hispalense: la Real Casa de la Moneda. El conjunto de edificios del siglo XV fue extensamente analizado y contextualizado por toda la clase, dándole una especial importancia a las variadas cartografías del lugar, puesto que era preciso que viésemos el lugar más idóneo para nuestra intervención. Tras un claro entendimiento del recinto y sus alrededores, procedimos a las primeras propuestas de actuación urbana. Entre sí, los proyectos del alumnado presentaban unas mismas líneas básicas: todos queríamos animar el ambiente solitario de la Casa de la Moneda con espacios de convivencia social para el disfrute y goce del público. Además, un porcentaje arrasador elegimos un mismo punto de acción (la zona del aparcamiento), ya bien porque pareciese inadecuada en un ámbito tan histórico como aquel, bien por ser el espacio más extenso del recinto. Es curioso lo que me ha hecho reflexionar este escrito, ya que echando la vista atrás se puede comprobar lo mucho que ha diferido la idea original y primaria sobre la intervención urbana con la que finalmente desarrollamos y levantamos a escala en los últimos días de curso.
Las semanas seguían pasando y con ellas, las intervenciones individuales fueron poco a poco corrigiéndose y mejorando tanto en posibilidad de construcción, como en versatilidad de actuación. Muchos éramos como para poder llenar la Casa de la Moneda con cada una de nuestras aportaciones individuales, así que igual que se hizo con el vídeo sobre Sevilla, se votó de forma unánime a cinco de las propuestas de espacio urbano público. Pero no porque éstas pudiesen ser de inmediato llevadas a cabo, sino porque planteaban las ideas más originales aunque con posibilidad de desarrollo. Y así fue que la clase se dividió voluntariamente en cada una de las elegidas, teniendo como cabeza de grupo a sus creadores. Se daba paso así al nuevo escalón de la asignatura: las intervenciones ya eran concretas, ahora sólo faltaba matizarlas en conjunto todo el grupo y plantear la mejor manera de erigirlas. Además, cada grupo de intervención contaba con los madurados conocimientos de un alumno colaborador de 5to curso o fin de carrera, con lo cual las presentaciones del modelo urbano fuesen más coherentes a la asignatura de Proyectos. Aprendimos con ello doblemente, pues empezamos a ver ya en primer curso cómo un arquitecto debe enseñar sus proyectos como si de mercancía inigualable se tratase, pero además contábamos con la innovadora ejecución de la intervención a escala 1:1 que se ha convertido en la más preciada de nuestras experiencias en este año base de la carrera.
Aunque no podemos enumerar simplemente todos los aspectos que nos ha aportado esta vivencia sin aprender de los errores también cometidos, nuevamente nacidos de la dificultad de trabajar en grupo. Aunque no se debe idealizar tan sólo el esfuerzo de forma individual, pues justamente el futuro que nos depara sea posiblemente en conjunto, y trabajar con un grupo de personas te ayuda a aflojar un poco tu tensa cuerda de aspiración personal, cediendo a la cuerda de tus compañeros, ayudando a tirar se ella. Como la idea inicial ya estaba discutida y elegida, temas más concretos pero no menos importantes eran los que quedaban por aplacar. Materiales, localización del proyecto, tamaño… Y siempre acometidos a las reglas del juego propuestas en la actividad. Muchas eran las cosas a tener en cuenta, pero nadie avisó de que fuese fácil. Finalmente y a un par de semanas de la presentación pública de nuestras intervenciones, pudimos contemplar nuestro esfuerzo casi en la realidad gracias a la creación de modelos virtuales, y a la vez explicar a nuestros compañeros lo que nos disponíamos a levantar. Tras pruebas fallidas de material, y muchas horas dedicadas, conseguimos acabar con satisfacción el curso ante nuestros fascinados amigos italianos.
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