20 may 2011

Habitar_RP_LOLA_CARUNCHO

Window_projection
(Window projection, Olafur Eliasson)

¿Realidad o ficción? En mi opinión, ahí erradica justamente el morboso misterio de  la creación de espacio. Lo desconocido, lo sorprendente, lo aterrorizante... Al ser humano por naturaleza le encanta sentir, ha sido dotado de un valioso tesoro: el alma. Con ella, el hombre no sólo es capaz de hacer arquitectura, sino de aportarle sensibilidad, de agregarle una porción de su alma, de su ser.

La ciencia de la arquitectura es un delicado ámbito tan tristemente desconocido por la generalidad pero a la vez tan amado y valorado por todos. Porque es suficientemente poderosa como para arrastrar masas sin requerir cuantiosas energías u otras materialidades. La arquitectura vibra por sí sola, vuela, viaja, triunfa. Es un sinfín de experiencias infinitas que motivan a la persona y le dan fuerzas para vivir en plenitud.

De ahí que el triunfo o fracaso generalizado de los arquitectos (o creadores de espacios) se halle en su sensibilidad ante el mundo, en su preocupación por las personas, en su entendimiento íntegro de la palabra "habitar". ¿Puede ser una persona capaz de conseguir tanto siendo ella tan poco?

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