En su exposición, Rogelio López muestra su radical disposición en contra de lo que podríamos llamar "historia vendida".
El consumismo, con el turismo desmedido como consecuencia, está logrando que los espacios con valor tanto histórico como por ser un entorno propio, se estén quedando obsoletos. Es decir, gracias al ansia del dinero, no dudamos en explotar los espacios naturales o urbanos característicos de una zona transformándolos en un trueque de cultura y valores por dinero y bienes. Pero, ¿de dónde proviene esta mentalidad?. Claramente del mundo occidental, que podríamos resumir en aquella frase del "less is bored".
El entorno de convierte en un lugar comercial y "frío".
No caigamos en la trampa de "florecimiento de la economía, conocimiento del lugar en cuestión frente a todo el mundo, nuevos ambientes o renovación de edificios viejos e inútiles" que tanto les gusan a los políticos utilizar.
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